En el vasto reino de las aves migratorias, hay una especie que destaca por su incesante periplo y su adaptabilidad a diversos ambientes: el Calidris canutus, comúnmente conocido como el Correlimos gordo. Este pequeño pero resistente viajero alado desempeña un papel crítico en los ecosistemas que visita, y su historia es un testimonio del asombroso fenómeno de la migración aviar. Antes de explorar más sobre este impresionante ejemplar, déjame suscitar tu curiosidad: ¿sabías que el Correlimos gordo es capaz de volar miles de kilómetros sin parar? Sigue leyendo para descubrir cómo y por qué emprende tal hazaña.
Con una longitud que oscila entre los 23 a 26 centímetros y una envergadura de alas de aproximadamente 50 centímetros, el Correlimos gordo es fácilmente reconocible por su robusto cuerpo y su pico recto y medio largo. Su plumaje varía estacionalmente: durante la época de cría, luce una coloración rojiza en su pecho y cara, mientras que en invierno adopta un tono más grisáceo y apagado, permitiéndole camuflarse hábilmente con los entornos arenosos y pedregosos que frecuenta. Las patas de color verde oliva son otra de sus características destacadas.
El Calidris canutus es un ave verdaderamente cosmopolita. Su hábitat abarca desde las costas arenosas y fangosas hasta las tundras árticas, donde prefieren criar. Aunque se distribuyen ampliamente a lo largo de las regiones circumpolares durante la época de reproducción, su presencia no se limita a estas altas latitudes. Durante el invierno, se expanden a lo largo de costas y estuarios de todo el mundo, llegando tan al sur como la Tierra del Fuego en América y Sudáfrica en el continente africano.
El fenómeno migratorio del Correlimos gordo es, sin duda, uno de los más extraordinarios en el mundo aviar. Estas aves son conocidas por sus largas distancias migratorias, que pueden superar los 15,000 kilómetros. Durante su viaje, realizan paradas estratégicas en sitios de alimentación ricos en nutrientes, como la bahía de Delaware en EE.UU. o el mar de Wadden en Europa, donde recuperan fuerzas para continuar su trayecto.
El comportamiento del Calidris canutus está fuertemente influenciado por las estaciones y la disponibilidad de alimento. Durante la temporada de cría, son monógamos y defienden ferozmente sus territorios. Fuera de la temporada de reproducción, forman grandes bandadas que pueden llegar a contar con miles de individuos. Son aves principalmente limícolas, alimentándose de invertebrados extraídos de los sedimentos blandos con su pico sensible y especializado.
La temporada de cría del Correlimos gordo comienza en junio, cuando se dirigen a las tundras para anidar. Las parejas seleccionan un sitio en el suelo donde la hembra deposita de tres a cuatro huevos. Ambos padres comparten la responsabilidad de la incubación y, tras la eclosión, los polluelos son precozmente independientes, capaces de alimentarse por sí mismos casi inmediatamente.
Una de las características más fascinantes del Correlimos gordo es su capacidad de cambiar la forma de su cuerpo antes de emprender su viaje migratorio. Aumentan significativamente de peso, almacenando grasa que les proporcionará la energía necesaria para volar largas distancias. Además, reducen el tamaño de algunos órganos no esenciales durante la migración para ahorrar energía.
Aunque todavía son una especie bastante común, el Correlimos gordo enfrenta presiones crecientes debido a la pérdida de hábitats críticos de alimentación y descanso a lo largo de sus rutas migratorias. Actualmente, están catalogados como una especie de "Preocupación Menor" por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), pero su situación requiere monitoreo constante.
Este artículo apenas rasca la superficie de la vida del asombroso Calidris canutus, pero espero que te haya brindado una visión fascinante de una de las maravillas aladas de nuestro mundo. La próxima vez que mires al cielo y veas una bandada en V, considera la posibilidad de que estés presenciando a estos incansables viajeros en su viaje épico.